Uno de los grandes dilemas a la hora de subir a esquiar es decidir cómo nos vamos a vestir, ya que si no acertamos podemos pagar las consecuencias durante todo el día.
Una de las normas básicas a la hora de vestirse para ir a la montaña es “La norma de las 3 capas”.
Consiste en:
CAPA 1. La prenda básica
Para elegir esta pieza hay que tener en cuenta dos cosas: abrigo y transpiración.
Si la camiseta interior (camiseta térmica en términos más técnicos) nos abriga, pero no deja transpirar nuestra piel, el calor desprendido por nuestro cuerpo se transformará en sudor. Este sudor luego se enfriará y nos dejará sensación de humedad, cosa que provocará que sintamos frío durante todo el día.
Por lo tanto, la camiseta térmica idónea es aquella de manga larga, de material sintético que combine la regulación del calor corporal con la transpiración. Algunas marcas optan por la combinación de materiales en los lugares más sudorosos (axilas, entre pecho y espalda) para favorecer el efecto de transpiración.
De la misma manera, pensaremos en unas mallas térmicas para nuestras piernas.
¡IMPORTANTE! Evitar siempre materiales como el algodón que absorban la humedad sin expulsarla al exterior.
CAPA 2. Mantén tu calor contigo
Después de generar calor con la primera capa, haciendo de “segunda piel” debemos conservar ese calor para mantener una buena temperatura corporal en la montaña, por eso la segunda capa es imprescindible.
La tecnología del tejido ha evolucionado mucho en los últimos años, y dónde antes se llevaba un jersey de lana o un polar (igualmente recomendable si no hay más opción) ahora se lleva la famosa prenda conocida como “100 gamos”.
Consiste en una ligera chaqueta de cremallera y bolsillos rellena de pluma o plumón, y que suele pesar alrededor de 100 gramos (de ahí su nombre). El hecho de que sea tan ligero se debe a que el plumaje tiene una gran capacidad de retención de aire, lo cual hace posible que se mantenga la temperatura caliente.
CONSEJO: evita mojar esta prenda. Una vez se humedecen las plumas pierden todas sus propiedades térmicas.
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CAPA 3. Para lucir no hay que sufrir
Aunque para muchos, la última capa sirve solo para presumir de anorak de nueva temporada, no se limita exclusivamente a eso.
Esta última prenda es la que más expuesta está a la montaña y a los cambios meteorológicos y de temperatura, por eso exige una alta calidad.
En primer lugar, recomendamos un anorak “mono-capa” o ligero, que sirva de cortavientos y sea impermeable. Para fiarnos totalmente de la impermeabilidad de esta prenda debemos fijarnos en los acabados de las costuras, empuñaduras y cremalleras. Si estas no son impermeables, el agua nos calará de todos modos.
Esta descripción es igualmente válida para la parte inferior del traje de esquí, los pantalones.
ACLARACIONES: La capa 1 es aquella que siempre vamos a llevar, la 2, la que nos dará calor en días fríos y nos podremos quitar en días calurosos, manteniendo la capa 3 que siempre nos protegerá de cualquier precipitación y del viento.
Por esta razón, no recomendamos usar anorak de abrigo, ya que si un día de niebla acaba siendo un día soleado, el calor nos agobiará y puede fastidiarnos nuestra jornada de esquí.
Por último, nunca olvidarnos de los complementos.
Un pasamontañas de tela (en forma de tubo) siempre será un buen aliado, ya que existen varias formas de colocárselo dependiendo de la función que queramos que cumpla:
Solo en el cuello.
Desde encima de la nuca, cubriendo las orejas hasta cubrir la barbilla.
Colocándolo estilo “ladrón” (solo quedan visibles los ojos).
Efecto cinta: recoge el pelo desde la raíz y lo cubre hasta las puntas.
Nuestras extremidades son las primeras en sentir los cambios de temperatura, por eso debemos protegerlas bien. Un guante forrado por dentro e impermeable por fuera siempre será una buena opción, aunque se recomiendan manoplas para los días de frío extremo.
Los calcetines son primordiales para sentir confort dentro de las botas, nuestra recomendación es invertir en esta prenda y optar por un diseño ergonómico de materiales reforzados para un buen apoyo, y que puedan expulsar la humedad pero mantener el calor de nuestros pies.
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